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Opinión

Revolucionar las cosas

No hay mejor ejemplo que Matthew Tkachuk para certificar el acierto en dar un golpe sobre la mesa e intentar cambiar las dinámicas establecidas.

Está claro que el hockey está evolucionando con el tiempo en todos sus sentidos. Los jugadores son cada vez más jóvenes, el juego es más rápido, hay muchos más goles que en la antigüedad y por supuesto, aunque el hockey siempre va a ser un deporte físico porque es la gran esencia que tiene, cada vez se ven menos peleas y los jugadores que sólo valían para eso van desapareciendo.

Lo que tenemos ahora son jugadores como Tom Wilson, que a pesar de no esconderse si hay que pelearse, también son capaces de jugar en una primera línea de su equipo y hacerlo bien. Se les pide calidad, ya no vale con solo saber pegar bien un puñetazo.  

En esta línea está la figura de Matthew Tkachuk que llegó a Florida con las ideas muy claras  

Elegido en la sexta posición del Draft de 2016, llegó a Calgary con la idea de que podría ser un buen jugador y en definitiva una gran adquisición para el equipo. No queda duda que lo ha conseguido cuando su marcha fue bastante llorada porque se iba un playmaker que en su última temporada con los Flames había conseguido 104 punto en el equipo.

Tkachuk es un jugador versátil. Sabe marcar y asistir de diversas formas sin ser egoísta con el puck, además de ser muy habilidoso a la hora de patinar. Además, sigue el ritmo de sus compañeros de equipo sin ningún problema.

Pero quizás lo más significativo del jugador americano es lo correoso que puede llegar a ser. Definido en alguna ocasión como una persona que agita el juego y que lo lleva en alguna ocasión hasta el extremo, hace pensar que, si un equipo como Florida dio tanto por tener al jugador en su posesión, es esta característica la que quizás vean como más definitoria.

Aunque el hockey evolucione y lleve el camino a que cada vez sea más limpio, estos jugadores que a pesar de ser talentosos también revolucionan el juego y saben cuando tienen que sacar esa faceta más rabiosa en el hielo, son necesarios. Porque cuando un resultado en 0-0 y el partido no tira para ningún lado, a veces una pequeña tangana y además fomentada por un jugador con gran peso en el equipo, consigue cambiar las cosas y a su vez el resultado.

Los Florida Panthers venían de dos temporadas en los que se habían asentado en la lista de los mejores equipos durante la temporada regular. Quedando incluso primeros de la NHL en la temporada 2021-2022. Pero a la hora de la verdad, cuando llegaban los partidos de playoffs -donde los goles escasean y el equipo más férreo a veces es el que pasa aunque no tengan más calidad-, la sensación era que los Panthers no sabían muy bien a que jugaban. Coloquialmente podríamos decir que el equipo de Florida tenía “sangre de horchata”, y que mejor que un jugador como Tkachuk que sabe especiar a veces los partidos en sus momentos más duros para liderar al grupo y cambiar un poco la mentalidad dentro del equipo.

Un jugador como Tkachuk sabe especiar a veces los partidos en sus momentos más duros para liderar al equipo y cambiar un poco la mentalidad dentro del grupo

Y aunque lleva relativamente poco (una temporada y media) en el equipo es fácil sacar conclusiones del traspaso realizado por Florida, parece que algo de razón tenían tras llegar ya a una final y el sumar 109 puntos. En estas primeras campañas (con Tkachuk en la plantilla) hemos visto a un equipo que a pesar de ir perdiendo no dejaba de pelear. Que cuando las cosas se han puesto un poco más difíciles el equipo en general ha tirado, con o sin jugadores importantes lesionados. Y eso es lo que hace de verdad a un equipo ganador de la Stanley Cup.

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