Si os gustó Goon (y su segunda parte), tenéis que ver Shoresy, escrita, producida y protagonizada por Jared Keeso («yo me lo guiso, yo me lo como»…). Aunque es un spin-off de Letterkenny, una sitcom anterior de Keeso que mostraba la vida de un pueblo en la Canadá rural, se puede ver de forma independiente, pues cuenta una historia diferente con personajes nuevos.
Al inicio de la primera temporada de cuatro, los Sudbury Bulldog llevan 20 derrotas seguidas y van los últimos en su liga, la Triple A-level Northern Ontario Senior Hockey Organization, una liga semiprofesional adulta. Shoresy, número 69, hace un trato con la general manager del equipo (Tasya Teles) y sus dos asistentes (Blair Lamora y Keilani Elizabeth Rose) y les promete que el equipo no va a volver a perder un partido. Si pierden, el equipo se cerrará. Para asegurar las próximas victorias, Shoresy reconstruye el equipo con un nuevo entrenador, Sanguinet (Harlan Blayne Kytwayhat) y varios jugadores de toda Canadá que ya han visto pasar sus mejores años, pero que siguen siendo buenos.
En general, es una serie aclamada por la crítica en Canadá y muy entretenida
Es una oda al hockey por el hockey, lejos del glamour que se puede esperar de las grandes ligas profesionales, aderezada con un humor soez, algo basto a veces, pero con interludios rápidos e inteligentes que no puede gustarme más, así como con muchísimas referencias a la NHL y jugadores a los que todos conocemos. Mi parte favorita: los chistes sobre la cultura canadiense en general, más allá del hockey, incluyendo mi película canadiense favorita, Bad Cop, Bon Cop.
«Dos invitados nos han cancelado y el conductor de la Zamboni se ha negado, así que tenemos con nosotros al número 69, Shore. Los fans lo reconocerán por sus insultos cuando le ponen un micro, pero puede que no sepáis que parece mucho más viejo en persona. ¿Qué tal va, Shoresy? Pareces cansado».
Además, tiene un poco de regustillo a Ted Lasso (serie que, aunque no vaya de hockey, también os recomiendo) en la forma en la que parte del humor surge de subvertir las expectativas de la audiencia y en cómo hace que le cojas cariño a un elenco de personajes variopintos (algunos más tontos que las piedras). Y que acabes prácticamente rezando para que ganen, como si fueran tu equipo de verdad y los estuvieras viendo en playoffs. Se toman las derrotas tan a pecho… No se limitan a aceptar la culpa de la derrota, la reclaman. Le quitan ese peso a sus compañeros…, pero si ganan, nunca es personal. No se llevan el mérito. Nunca dicen «yo«. Lo comparten.
Y, cómo no, está llenita de cameos. Aunque no son tan impresionantes como los de Goon, que contaba con jugadores de hockey activos, o como los de Happy Gilmore (¡que salía hasta Bad Bunny!), podemos ver a Tessa Bonhomme (todas las temporadas), Marty McSorley, Sean Avery y Doug Gilmour (temporada 4). Luego, hay antiguos jugadores que tienen papeles recurrentes o principales en la serie, como Terry Ryan (octavo en el Draft de 1995 con los Montreal Canadiens, aunque nunca tuvo una gran carrera en la NHL), Jonathan-Ismaël Diaby (elegido en el Draft de 2013, aunque nunca llegó a jugar), Jonathan Mirasty (que jugó en la AHL y la KHL), Brandon Nolan (de los Carolina Hurricanes hasta 2008) y Jordan Nolan (hermano de Brandon y ganador de la Stanley Cup con los LA Kings en 2012 y 2014). Junto con los actores que no han jugado al hockey, forman un elenco diverso que muestra diferentes partes de la sociedad canadiense, en especial, las primeras naciones.
Por último, tengo que mencionar la dirección de Jacob Tierney (cuya próxima serie de hockey, Heated Rivalry, se estrenará en noviembre), que es excelente. La producción es buena; no es una serie cutre ni barata para nada. Se ha puesto mucho cuidado en los escenarios y las props.
En general, es una serie aclamada por la crítica en Canadá y muy entretenida, si bien salen demasiadas chicas en ropa interior porque sí para mi gusto 🤷. Y, luego, está el problema de que no está disponible en castellano en ningún sitio. Pero si sabéis inglés, aprovechad.
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