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Historia

La grandeza ignorada: Denis Potvin, de mejor novato del año a un defensa para la historia

Denis Potvin. Getty Images

Esta serie de artículos hace parada en aquel jugador que, a lo largo de su historia, ha dejado su legado en cada franquicia de la NHL. Bien por méritos deportivos, bien por su personalidad, existen hombres que representan a la perfección la idiosincrasia y los valores de un equipo. Todos aúnan un sustantivo: grandeza. Pero, como todo, esta también puede perderse con el tiempo, pese a su magnitud. La maestría defensiva de Denis Potvin, quizá, se ha difuminado década tras década. 

El natural de Vanier, Ontario, entró en el Salón de la Fama en 1991 tras una trayectoria trufada de éxitos, tanto individuales como colectivos. De hecho, Potvin estaba ‘predestinado’ al éxito, pues fue elegido primero en el Draft de 1973. El canadiense procedió a disputar un total de 15 temporadas en la liga, todas ellas con los New York Islanders. Pese a que su nombre todavía resulta extraño en el debate de mejores zagueros de la historia, perdido entre Bobby Orr, Nicklas Lidstrom o Ray Bourque, su carrera como pionero en la anotación llegando desde atrás lo valida.

El mejor novato de la liga

La campaña de rookie de Denis Potvin, la 1973-74, era la segunda de vida de los Islanders como franquicia profesional. El defensa contribuyó al salto de nivel del club, que sumó 26 puntos más que el año anterior en la clasificación. New York no llegó a los playoffs, pero registró una mejora de siete victorias y doce empates. Entre ese crecimiento, Potvin lideró al equipo en anotación con 54 puntos en 77 partidos. Asimismo, el zurdo acumuló 175 minutos de penalty, el séptimo número más alto de la liga. Tal actuación de debut le valió el trofeo Calder como mejor novato de la NHL.

Denis Potvin controla el puck durante un partido alrededor de 1980. Getty Images

El defensa canadiense no tardó en subir el ritmo. Excepto en el curso 1979-80, acortado personalmente debido a una lesión, el jugador anotó 20 o más goles durante siete temporadas consecutivas. Potvin alcanzó su cima de 31 tantos en 1976 y volvió a coronar la misma cantidad en 1979. Sin embargo, el segundo lustro de la década de los 70 fue la cumbre de su carrera. El de Ontario ganó su primer trofeo Norris al mejor defensa en la 1975-76 con 98 puntos. El honor cayó en unas manos diferentes a las de Orr por primera vez en nueve cursos. Pero Potvin no había terminado.

Potvin fue el primer defensa en llegar a la mágica cifra de 1,000 puntos en la historia de la NHL

Aquel lapso de cinco años se cerró de la mejor forma posible. Pese a las lesiones que le afectaron en la 1979-80, el zaguero zurdo vio finalmente recompensa a su trabajo duro y determinación. Después de perder en las semifinales de la Stanley Cup en cuatro de los anteriores cinco ejercicios, los Islanders lo ganaron todo. Entre las dolencias, Potvin asumió el papel de capitán y jugó en los 21 partidos de las eliminatorias. New York desmanteló a los Los Angeles Kings, los Boston Bruins y Buffalo Sabres y se deshizo de los Philadelphia 76ers en seis encuentros en la final.

El defensa curtido y laureado

La Copa de 1980 fue la primera de cuatro consecutivas cosechadas por los Islanders. En total, el canadiense disputó 78 duelos de postemporada y contribuyó a la consecución de los campeonatos con 27 tantos, 58 asistencias y 85 puntos. New York estuvo cerca de completar su repóquer, pues llegó a la final también en 1984, pero cayó ante la siguiente dinastía de la liga, los Edmonton Oilers, en cinco encuentros. Potvin es el único jugador en la historia de la NHL en capitanear a su equipo a tantas finales de la Stanley Cup de forma seguida.

Potvin celebra después de derrotar a los Minnesota North Stars en el Game 5 de la final de la Stanley Cup en 1981. Getty Images

Más allá de los anillos, los trofeos y los reconocimientos, el zurdo se retiró en 1988 como uno de los jugadores más laureados. Su currículum de logros es inagotable. Entre ellos, se convirtió en el primer defensa de la historia en anotar 1000 puntos en su carrera y, en su última temporada, también fue el primero en llegar a los 300 tantos en la trayectoria de un zaguero.

En resumen, colgó los patines como el mejor defensa de la historia en goles, asistencias y puntos. Merecidamente, los Islanders retiraron su dorsal número cinco en febrero de 1992. Denis Potvin inauguró las vigas del entonces pabellón local de New York, el Nassau Coliseum, en el honor definitivo que atestigua y cincela su carrera como una de las más prolíficas por un defensa de la NHL.

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