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El Hockey en el papel: Game Misconduct

Adoro el hockey. Lo digo de verdad. Si no, no dedicaría tanto tiempo a seguir el deporte (los que me leáis sabréis lo complicado que es seguirlo desde España, con los horarios mortales) y, además, ver películas y documentales sobre el tema, leer libros, biografías, cómicsSin embargo, he de admitir que a veces el deporte y todo lo que hay a su alrededor me lo ponen difícil y me hacen plantearme qué estoy haciendo aquí.

Los dos últimos años han sido duros en ese sentido, con el escándalo de Hockey Canada: no solo se acusa a cinco jugadores de agredir sexualmente en grupo a una chica, sino que se sabe que Hockey Canada tenía una reserva de dinero específicamente para las multas y compensaciones en casos similares a este. ¿Cuántas veces tiene que pasar algo para que se establezca un fondo así?

De eso, entre otras cosas, trata el libro del que os quiero hablar hoy. Normalmente intento traeros obras a las que podáis acceder fácilmente en castellano o en catalán, pero esta, que solo está en inglés, me parece lo suficientemente importante como para que merezca la pena reseñarla. Se llama Game Misconduct: Hockey’s Toxic Culture and How to Fix It (Mala conducta en el partido: la cultura tóxica del hockey y cómo arreglarla) de Evan F. Moore y Jashvina Shah, publicado en 2021.

Portada del libro. Una imagen desde arriba de la pista, donde se ven un casco y un palo en el hielo. La cita promocional reza "Game Misconduct habla por aquellos a los que se ha silenciado", de Saroya Tinker, entonces defensa de las Metropolitan Riveters.
Moore y Shah, los autores del libro | getty images

El libro

Portada del libro | Amazon.com

En nueve capítulos, sus autores tratan diferentes temas muy prevalentes en la cultura del hockey y explican su impacto. Hablan del racismo, el sexismo y la violencia sexual, el acoso, el bullying y las «novatadas» (si se puede llamar novatada a cosas que se acercan más al abuso sexual), la falta de apoyo que ha recibido el hockey femenino y las barreras que se le ha puesto, el capacitismo, la homofobia y la transfobia.

Además, analizan qué factores han permitido su continuidad, como la complicada estructura que tiene el deporte en Canadá, con sus muchas ligas Junior. Cada una de esas ligas responde a un organismo diferente, lo que dificulta saber quién es responsable de qué. Es un libro que detalla por qué, por ejemplo, la NHL fue la última liga en sumarse a las protestas por la muerte de George Floyd en 2020, y por qué tan pocos jugadores expresaron su opinión. Por qué se siguen contratando a entrenadores y directivos con historiales de abusos o racismo en este deporte.

Mi opinión

Es un libro muy duro de leer, pues te pasas 250 páginas aprendiendo sobre cosas horribles que han pasado en un deporte que tú adoras (al fin y al cabo, el libro está dedicado a “everybody who has loved hockey but has felt it never loved them back”), que siguen pasando y para las que, una y otra vez, las respuestas institucionales no son suficientes.

El libro está dedicado a “everybody who has loved hockey but has felt it never loved them back”

Desde que se publicara el libro, hemos visto surgir varios casos de violencia sexual (el ya mencionado de Hockey Canada; otro similar de Hockey Canada de 2005; la detención de Mike Ribeiro por asaltar a dos mujeres en 2021; el caso de Logan Mailloux, que compartió fotos sexuales de una ex en Suecia, se enfrentó a un juicio allí y, aun así, lo eligieron en la primera ronda del Draft), hemos visto a jugadores denunciar casos de abusos y «novatadas» muy graves en Juniors, hemos visto resurgir el debate de la aceptación de las personas del colectivo LGTBQ en el hockey, cada dos o tres meses nos tenemos que indignar por comportamientos racistas en algún nivel del deporte. ¿Ha cambiado algo? ¿Podemos decir que estamos cambiando para mejor en este deporte?

Yo sí que veo avances: veo que ya no se dejan pasar tantas cosas y hay asociaciones que luchan por la inclusión en el deporte (Hockey Diversity Alliance, You Can Play), pero el cambio es lento y sigue habiendo mucho rechazo por parte de una sección de los fans, de algunos jugadores y de las propias organizaciones. Y es triste, porque este es el mejor deporte del mundo y podría ser incluso mucho mejor si todo esto no lo ensuciara.

La última parte del libro está dedicada a cómo solucionar el problema y explicar cómo podemos avanzar hacia la cultura que nos merecemos: hablando, escuchando, cediendo espacios, trabajando duro por la inclusión y, sobre todo, teniendo fe y confianza en que podemos ser mejores. Creo que es eso en lo que tenemos que centrarnos, sabiendo que el cambio empieza en nosotros y que el primer paso es informarse y leer libros como este para entender mejor la situación.

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Fan de los Pittsburgh Penguins (y de las pelis malas sobre hockey).

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