
A primera vista, se podría pensar que el arte y el deporte no tienen mucho que ver. Sin embargo, yo hoy vengo a demostrar que ese no es el caso.

Para empezar, los equipos contratan a una serie de diseñadores e ilustradores para trabajos tan variados como hacer gráficos para redes sociales o diseñar equipaciones especiales.
Mio The Witch ha diseñado jerséis especiales para la Pride Night de algunos equipos.
Además, desde el punto de vista de los fans, tenemos también gente que aprovecha su talento artístico para dibujar a sus jugadores favoritos o su conocimiento de historia del arte para relacionar momentos míticos del deporte con obras maestras atemporales, algunas serias y, otras, en código de humor.
Elena (@ElenaGarabatos) es fan de los Sharks y hace ilustraciones chulísimas a lápiz.
Una ilustración de @painacotta en Twitter que incluye a jugadores de todos los equipos.
La cuenta @ArtButMakeItSports, que encuentra similitudes entre obras de arte famosas y momentos deportivos.
Y los propios jugadores han expresado a veces su interés por el arte. ¿Cómo olvidar el capítulo de El juego definitivo – Dentro de la NHL en el que pudimos ver a Jacob Trouba, entonces capitán de los NY Rangers, haciendo su propio body art con toda la equipación puesta? Sus cuadros incluso se pueden comprar.

Se podría pensar que el arte y el deporte no tienen mucho que ver. Sin embargo, ese no es el caso.
Todas estas reflexiones se deben a que en julio vino a verme una amiga checa que conoce mi amor por el hockey y me trajo de regalo un libro que se ha convertido en una de las joyas de mi estantería: Get on the Ice! Ice Hockey and Skating in Art, editado por Anna Strnadlová (comisaria de arte). Este libro es el catálogo de las obras mostradas en una exposición de la galería nacional de arte de la República Checa en Praga, que recogió y mostró obras cuya temática era nuestro deporte.
Get on the Ice!
Se divide en cinco secciones, algunas de las cuales no sorprenderán a los que conozcamos un poquito de la historia de este deporte fuera de Canadá y los Estados Unidos.
Primero, František Kolář nos presenta la relación de país con el hockey hielo, con una pequeña explicación del deporte, sus orígenes y lo que ha significado para el país desde la formación de la primera liga en 1908 hasta las victorias de los nombres bien conocidos de Dominik Hašek o Jaromir Jágr y jugadores más recientes, como David Pastrňák. Este relato sirve para justificar la cantidad de arte sobre el tema y la relevancia de una exposición como esta.
La siguiente sección, explicada por Olga Kotková y Blanka Kubíková, recoge cuadros de pintores famosos clásicos que muestran a patinadores en lagos y ríos, antes de la invención de nuestro deporte como tal, principalmente, de autores holandeses del siglo XVII como Pieter Brueghel el Joven. En estos cuadros, también podemos ver a gente jugando al kolf, una variedad holandesa del golf, sobre hielo. ¿Un ejemplo temprano de hockey?

El tercer capítulo de este libro, de Petra Kolárová, nos muestra obras cuyos protagonistas son checos patinando en el río Moldava (Vltava en checo). Artistas como Waldhauser y Marold nos enseñan postales de otra época, en la que el río se congelada y todo el mundo podía disfrutar de la diversión en el hielo
El apartado más interesante, desde mi punto de vista, es el capítulo de Anna Strnadlová en el que la comisaria de la exposición se adentra en la dimensión política y social del hockey, que es, al final, lo que suele inspirar el arte sobre el deporte. Aquí, podemos encontrar fotografía, obras a lápiz o piezas más experimentales que hablan de orgullo nacional y de la importancia del hockey en un país que pasaba por una etapa turbulenta. Especialmente interesantes me parecen el óleo sobre madera de Teodor Rotrekl, portada del libro, donde podemos ver enfrentarse a une quipo de rojo y a otro de azul; y el cartel para el mundial de hockey que iba a tener lugar en Praga en 1969 con la URSS, Canadá, los Estados Unidos, Finlandia, Suecia y la República Checa, que nunca llegó a tener lugar debido a la invasión del Pacto de Varsovia en 1968. El mundial tuvo lugar en Suecia y la República Checa se llevó el bronce tras derrotar dos veces al equipo soviético.

Por último, no podía existir un libro de hockey checo que no mencionara Nagano. Así, la sección que cierra esta publicación se titula «Lo que pasó en Nagano» y, en ella, Petr Volf nos cuenta la importancia que tuvo la victoria del equipo checo sobre el ruso para llevarse el oro en los primeros Juegos Olímpicos en los que participaron los jugadores de la NHL. Este evento entronó a los jugadores del equipo nacional (recordemos que el edificio donde vive mi amiga Lenka tiene una foto enmarcada de Hašek en el pasillo) y consiguió grabar el hockey para siempre en los hilos que tejen el país, inspirando así a generaciones de futuros artistas. Encontramos impresiones en lienzo que constituyen una crítica política contra el nazismo y el comunismo, fotos de momentos espectaculares en partidos o de gente jugando en la calle con latas y creaciones de arte moderno que tienen el hockey como tema.
El texto del libro está por completo en inglés, pero merece muchísimo la pena aunque no entendáis el idioma, pues ver las obras es la parte más interesante y la calidad es excelente (aunque los textos también son superinteresantes y dan muchísimo contexto). Y todo esto, en una edición preciosa que simula la forma de una pista de hielo y los movimientos de los jugadores durante un partido.
Se puede comprar en la página de la Galería Nacional de Praga.
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