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Historia

Doug Smith, el ave Fénix de la NHL -vol. I-

Un camino lleno de adversidades pero también de grandes muestras de superación.

El ave fénix es un ave mitológica inmortal que, al final de su vida  se consume en un nido de especias aromáticas para luego renacer de sus propias cenizas. Este mito, presente en las culturas egipcia, griega y romana, simboliza la resurrección, la inmortalidad y la renovación. Se asocia con el sol, la esperanza y la capacidad de sobreponerse a la adversidad. Y esa es la mejor definición para acercarnos a la figura de Doug Smith, el número 2 del draft de la NHL de 1981.

La historia de superación de este centre nacido en Ottawa comenzó de niño. Poco después de que aprendiera a ponerse de pie, Smith tuvo que usar aparatos ortopédicos en las piernas debido a deformidades en los tejidos blandos que le torcían las piernas. Su rótula izquierda estaba partida en dos. Poco a poco fue recuperando movilidad y en cuanto le quitaron los aparatos empezó a practicar deporte y a correr al más puro estilo Forrest Gump en la mítica película.

Doug Smith fue número dos del draft de 1981

Los problemas de Doug no se quedaron solamente en las piernas ya que fue un niño hiperactivo y fue diagnosticado con el trastorno por déficit de atención (TDA). Esto provocó que su madre buscara canalizar toda su energía apuntándolo a todo tipo de deportes: Atletismo, béisbol, lacrosse, tennis, golf, esquí alpino… Y en todos esos deportes el joven Doug tenía brillantes actuaciones. Aunque hubo un deporte en el que sobresalió: el hockey sobre hielo.

Primera lesión grave

A pesar de su buen inicio, Smith acabó saliendo de los Kings por la puerta de atrás | tcdb.com

Tras jugar con los Nepean Raiders, Smith fue seleccionado por los Ottawa 67’s, con quienes llegó a ser titular con el equipo cuando aún era estudiante de 16 años en la escuela secundaria Bell. Brilló bajo la dirección de Brian Kilrea. En su primera temporada consiguió 57 puntos. Entonces llegó una nueva resurrección para el centre. A principios de su segundo año con el equipo de la OHL, Smith se rompió el ligamento colateral medial de la rodilla derecha. Estuvo de baja un mes, pero regresó para anotar más de 100 puntos en tan solo 54 partidos. Números que le abrieron las puertas de la NHL de par en par.

Su entrenador en los Ottawa 67’s destacaba de él que “era duro, anotaba, lo hacía todo”. “No se preocupaba en absoluto por ningún partido. Simplemente llegaba y sabía que podía destacar. No tenía que acostarse a las 10 de la noche. Podía acostarse cuando quisiera, levantarse, tomar un plato de sopa y jugar de maravilla”. Kilrea no intentó cambiarlo. “A veces las reglas se interponen, a veces los sistemas se interponen”, decía su ex entrenador. “Nunca hemos intentado cambiar a jugadores con talento”, concluía.

Smith en Ottawa 67’s | The Providence

Tras ser seleccionado por Los Angeles Kings, Smith, de 18 años, pidió quedarse en Ottawa un año más para ganar en madurez. Sin embargo esa petición fue desoída y el canadiense se mudó a la ciudad angelina. Una decisión que, probablemente, marcaría su carrera en la NHL ya que pasó de ser un estudiante de secundaria de Ottawa que vivía con sus padres a vivir solo con una fortuna en una ciudad como Los Ángeles. En los campamentos de preparación, Smith triunfó al realizar un juego temerario y dispuesto a todo con tal de ganar. Su fama creció. Se compró un Porsche y aprovechó todo lo que una ciudad como Los Ángeles podía ofrecer a un joven con dinero. Salió con una de las animadoras de los Lakers, salió de fiesta en Beverly Hills y dominó las artes playeras: buceo, surf, frisbee. A pesar de esto, su desempeñó en la pista fue bueno ya que siendo novato logró 16 goles y 30 puntos. Y su equipo fue capaz de superar a los Edmonton Oilers en la primera ronda de playoffs antes de caer ante los Vancouver Canucks.

Enfrentamiento con Marcel Dionne

Sin embargo, ese descaro y temeridad no se quedaron solamente en el hielo. También llegaron a su propio vestuario ya que se enfrentó con Marcel Dionne, la estrella del equipo angelino, e incluso llegaron a las manos en uno de los descansos de un partido. Al comienzo de su tercera temporada, Smith pidió ser traspasado. A pesar de las brillantes distracciones de Los Ángeles, no le gustaba jugar en una ciudad donde el hockey era ignorado por aquel entonces. Quería ir al norte: Smith sabía en el fondo que Los Ángeles no era lo suyo. En su cuarto curso en los angelinos firmó sus mejores registros al lograr 41 puntos, sin embargo la sensación era que no había acabado de explotar.

Los Sabres acogieron a Smith tras su salida de los Kings | dougsmithperformance.com

Para la 85-86, en la que era su quinta temporada con los Kings, disputó 48 partidos antes de irse a los Buffalo Sabres en un intercambio por Ken Baumgartner, Sean McKenna y Larry Playfair.  Había disputado más de 300 partidos con Los Ángeles Kings y sin embargo salió por la puerta de atrás. En los Sabres coincidió con el entrenador Scotty Bowman y a pesar de un buen inicio (logró dos goles en su primer partido y se metió a la afición de Buffalo en el bolsillo), quedó relegado a un papel menor al no asumir los intentos del entrenador de ajustar su juego. Incluso fue relegado a las ligas menores, a los Rochester Americans, durante la 86-87. Tras la salida de Bowman y la llegada de Ted Sator se abrió una nueva oportunidad para Smith, pero Doug no acabó de encajar con el nuevo entrenador y acabó pidiendo el traspaso. Y fue entonces cuando tuvo que volver a superar otra adversidad.

Accidente de tráfico

Estaba viviendo en su casa de campo en Calabogie con su esposa Patti Connelly. En una salida con su coche sufrió un accidente al estrellarse contra un Pontiac Parisienne que había invadido su carril. El cuerpo de Smith salió disparado del coche y rebotó por la carretera. Estaba inconsciente en una zanja cuando Patti, quién iba detrás conduciendo el otro coche de la pareja, apareció en escena y fue providencial.

Sufrió un grave accidente al estrellarse contra un Pontiac Parisienne que había invadido su carril

Al ver que el jugador estaba inconsciente pero que respiraba pidió ayuda a un transeúnte y fue a por una ambulancia. Doug Smith llegó consciente al hospital aunque tenía el omóplato izquierdo roto por la mitad y gravemente desplazado. La pusieron una placa de acero de 15 centímetros, seis tornillos y un injerto óseo para reparar el daño. Tuvieron que cortarlo desde el cuello hasta la punta del hombro para realizar el procedimiento. El daño en sus nervios, músculos y tendones hizo que los médicos fueran pesimistas con él y le dijeran que era improbable que volviera a jugar a hockey.

Smith en acción durante su periplo por la NHL

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